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No hubo golpe, ni derrocamiento, ni tragedia nuestramericana


Cuando la locomotora neoliberal parecĂ­a imparable, el pueblo venezolano ha demostrado una vez más que solo luchando “se consigue lo imposible”


 “Queda claro que el chavismo ha ganado este importante round de una pelea que sin duda ha de seguir, pero que la victoria actual le permitirá afrontar los nuevos desafĂ­os con mayor soltura y solidez”

Carlos Aznárez

El día en que en un futuro no muy cercano algún historiador se apreste a intentar describir lo que ha sido la última quincena de octubre en Venezuela, no dejará de asombrarse por la profusión de datos tendientes a demostrar la fragilidad en que parecía encontrarse el Gobierno revolucionario. Todos los grupos de poder locales e internacionales apuntaban a la cabeza de un proceso que se ha ido convirtiendo en referencia ineludible a la hora de hablar de resistencia y lucha frontal contra el imperio.
Vale la pena insistir: dos semanas atrás parecĂ­a que la oposiciĂłn venezolana (la que se dice “moderada” y la más ultra) habĂ­an decidido generar la ofensiva final para provocar el derrocamiento del gobierno legĂ­timo de Nicolás Maduro. No solo hubo un serio intento de golpe parlamentario, abortado al ser expuesto en la superficie local e internacional por la precisa y contundente movilizaciĂłn de un puñado de chavistas que hicieron lo que tenĂ­an que hacer, es decir, ocupar la Asamblea Nacional por un perĂ­odo corto de tiempo pero que alcanzĂł para generar conciencia al resto de los seguidores del Gobierno sobre los peligros que estaban acechando en ese momento.

Inmediatamente, se descargĂł toda una baterĂ­a opositora de acciones: un grupo de diputados ligados a la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) intentaron iniciar un juicio polĂ­tico a Maduro, otros convocaron a “tomar Caracas y Venezuela entera” y finalmente varios de los secuaces del golpista preso, Leopoldo LĂłpez, lanzaron guarimbas que dejaron un muerto y varios heridos. A su vez, el terrorismo mediático se relamĂ­a, lanzando tĂ­tulos “catástrofe” sobre “el caos y el estado de disoluciĂłn que impera en Venezuela”.

Sin embargo, esta oposiciĂłn que desde hace tiempo no da pie con bola, a pesar de recibir suculentas partidas de dinero de sus amigos de Washington y Miami, se encontrĂł con cuatro factores que en sus delirantes planes desestabilizadores no figuraban como posibles. Por un lado, el punto de inflexiĂłn que significĂł el “empujoncito” dado por el Papa Francisco a la hasta ese entonces alicaĂ­da Mesa de diálogo. Tras recibir una veloz pero oportuna visita de Maduro, el Vaticano decidiĂł jugar fuerte y sin pĂ©rdida de tiempo nombrĂł a un representante para que apurara las conversaciones entre el Gobierno y la MUD.
Por otro lado, el pueblo, ese factor fundamental en todos estos años de RevoluciĂłn Bolivariana, no dejĂł la calle ni un solo dĂ­a, generando una respuesta de gigantesca solidaridad con su Presidente y dando una fuerte señal interna, tambiĂ©n dirigida a quienes conspiran en el exterior. “Si lo intentan, nos van a encontrar. Si quieren dialogar, bien, si optan por la violencia, les responderemos con la unidad de nuestras organizaciones y la contundencia de nuestras autodefensas”, sintetizĂł el pensamiento existente, por abajo el responsable de una de las organizaciones populares de Caracas. Lo decĂ­a, a sabiendas que en cada barrio, en cada comuna, en cada sitio de trabajo, habĂ­a hombres y mujeres dispuestas a defender todo lo que en estos años se ha conquistado.

El tercer elemento tiene que ver con el estruendoso fracaso de las “operaciones” internacionales de desestabilizaciĂłn. Tanto las llevadas adelante por el secretario de la OEA, Luis Almagro, como por la “triple alianza neoliberal” de Mauricio Macri, el ilegĂ­timo Temer y Horacio Cartes, desde el Mercosur, sumado a cada una de las estratagemas orquestadas por Estados Unidos, el Comando Sur y sus aliados europeos (con España a la cabeza) para mostrar -medios hegemĂłnicos mediante- que “la dictadura de Maduro” se estaba viniendo abajo.

El cuarto y fundamental tema surgiĂł de esa nueva demostraciĂłn de fidelidad al orden establecido y respaldo a la conducciĂłn presidencial surgido de la Fuerza Armada Bolivariana. La imagen que recorriĂł el mundo, mostrando al ministro de Defensa, Vladimir Padrino LĂłpez, rodeado de los altos mandos uniformados, impactĂł de lleno en quienes conspiraban maliciosamente. Si hay un elemento por el que Hugo Chávez se preocupĂł personalmente para enaltecer y subordinar a los intereses del conjunto, ese fue precisamente el cuerpo militar. Tras su partida, esos valores se fueron convirtiendo en un ariete más que necesario para enfrentar la batalla declarada contra Venezuela. Esa escalada que el propio Padrino LĂłpez definiĂł como “global” y enmarcada en la perspectiva de “guerra de cuarta generaciĂłn” con ataques asimĂ©tricos y a gran escala. Todas esas embestidas, más seguramente los intentos, por parte del enemigo, de cooptar, comprar y presionar a los hombres y mujeres de las tres armas, chocaron contra un autĂ©ntico bĂşnker de dignidad y patriotismo.

Por lo tanto, no hubo golpe, ni derrocamiento, ni tragedia nuestramericana. Nada de lo previsto por los halcones estadounidenses ni los cuervos locales ocurriĂł realmente. A cambio, uno a uno, mansitos y en fila, convencidos que otra vez habĂ­an calculado muy mal los tiempos y la capacidad de reacciĂłn del pueblo venezolano, los jerarcas de la MUD se fueron sentando en la mesa convocada por el gobierno. Algunos dĂ­scolos expresaron su descontento hacia los primeros concurrentes, pero poco a poco el clima contemporizador se extendiĂł al resto y hasta el propio Ramos Allup, quien habĂ­a jurado mil veces no sentarse a ninguna mesa convocada por Maduro, comenzĂł a enrollar sus discursos y reconociĂł que “ahora es tiempo de diálogo”.

A esta altura de los acontecimientos, queda claro que el chavismo ha ganado este importante round de una pelea que sin duda ha de seguir, pero que la victoria actual le permitirá afrontar los nuevos desafíos con mayor soltura y solidez. Eso en lo que hace a los enemigos externos, pero sin duda este empuje recibido deberá servir también para revalorizar el patio interno en cuanto a tomar medidas urgentes para que el proceso revolucionario se siga profundizando, asumiendo el legado del Comandante Chávez.
El hecho de dialogar con quienes han intentado desestabilizar y boicotear al Gobierno y por ende al mismo pueblo, no deberá significar que se descuide ni un minuto a los que han venido poniendo el cuerpo día a día para que la Revolución no se detenga. Ningún atajo hacia posiciones social demócratas o postergaciones de las definiciones revolucionarias surgidas en cada uno de los documentos forjados en la lucha de todos estos años, son recomendables en un momento en el que el pueblo está dando luz verde para seguir avanzando.

Finalmente, esta importante buena noticia llegada desde Venezuela, sirve tambiĂ©n para levantar el ánimo de los pueblos del resto del continente, hoy duramente golpeados por la ofensiva derechista regional. Cuando la locomotora neoliberal parecĂ­a imparable, el pueblo venezolano ha demostrado una vez más que solo luchando “se consigue lo imposible”. Por eso ganĂł la calle, se abrazĂł con sus uniformados, y con el presidente Maduro al frente le cortĂł el paso y la hizo retroceder. Esta vez, el imperio se ha quedado con las ganas.

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