Es
una disparatada organización que no logra conducirse a sí misma
pero que aspira conducir un país
Por
Franco Vielma
Ya
el tema es bastante escabroso en muchas oficinas y lugares de
trabajo. Todos conocemos esas historias típicas de fin de año, a
muchos nos ha tocado lidiar con esa formalidad que a veces es
bastante incómoda o bastante entretenida. Gente que cambia el
papelito que le tocó porque "no quiere darle el regalo" a
tal persona, el que no quería que le tocara el tipo que todo el
mundo odia, el que quiere que le toque el jefe para congraciarse, los
chismes de quién le tocó a quién y hasta los que hacen que la
repartija de papelitos se repita porque dizque le salió su propio
nombre, etc.
El
asunto puede ser gracioso a veces. Pero casi siempre hay grupitos que
salen inconformes con lo que les tocó. Imaginemos que la cosa es más
embarazosa cuando se trata de un espacio laboral donde muchos se
pisan la manguera y hay pugnas declaradas entre muchos de ahí.
El
día de la fiesta los abrazos hipócritas son un lugar común, los
besos de judas, palmaditas en el hombro, el pasado de palos que dice
"las verdades" (in vino veritas, dice un viejo proverbio en
latín), los que tienen alianzas y sí se llevan bien, el inconforme
por lo que le tocó recibir, la que "coronó" el regalo que
quería. Cuando se trata de ambientes hostiles, muchos quieren que se
termine la fiesta para largarse, unos para llevarse el centro de mesa
y otros para poder vomitar la serpiente a espaldas de otros
comensales. En fin.
La dimensión humana de los dirigentes de la MUD
La
MUD es una pequeña logia de partidos, con objetivos comunes, pero
que no logran articularse entre sí para alcanzar esos objetivos. Es
una logia de pranes (grandes y pequeños) de la política, que
mal-administran el capital político de la oposición. Lo fragmentan
en cuotas y alcanzan y demandan poder con ellas, peleándose entre
ellos la mayoría de las veces. Es una disparatada organización que
no logra conducirse a sí misma pero que aspira conducir un país.
Siempre
va a haber líos en la lógica del poder entendido como una
repartija, una piñata, un festín, donde el primero que llega a la
mesa de los pasapalos se instala con el pote de tártara y no quiere
dejar pa nadie.
En
esas fiestas siempre aparece el borracho de poder que se para en la
mesa y se autoproclama. Aparece también el que recoge la plata para
comprar la curda y por eso ya es "el administrador", y los
dos que van con él a la licorería son el equipo de confianza, pero
en realidad acompañan al que va a comprar la curda para que no les
haga una mala jugada. Nunca faltan las comadres que se quedan en la
esquinita criticando vestidos y zapatos, el que quiere bailar con
todo el mundo, el alma de la fiesta y los dos o tres que en lugar de
rumbear están cachifeándole a los demás organizando la velada.
Usando
como recurso esta analogía de la fiesta de la gente de la oficina,
hacemos el énfasis en que a la MUD necesariamente debemos verlos más
allá de su entidad política y comprender su dimensión humana. Para
muchos, la MUD son los que normalmente tienen políticamente poco
pero sienten que tienen mucho y se vuelven locos. Cuando tienen
bastante, se vuelven más locos todavía. Algunos son más
inteligentes que otros, sin duda. Algunos aspiran a más, otros
siempre se conforman con menos a regañadientes. Esas maneras de
"hacer política" son siempre dolorosas. Implican
traiciones, desconfianzas, recelos. Implican alianzas pragmáticas
endebles.
Todo
radica en este punto -sus bajas pasiones-, en el devenir de 17 años
en que la actual oposición es oposición y no es poder en
Miraflores. Son ya 17 años de "malas compañías", donde
ciertas cofradías acostumbradas al poder tuvieron que aliarse a
otras sedientas de poder: son 17 años de ruptura total de la
confianza, producto de sucesivos traspiés que son expresiones de
miserias humanas.
Es
más probable que cualquier dirigente opositor se haya sentido más
defraudado de sus propios compañeros que del mismo chavismo. Los
seres humanos en la dirigencia de la MUD se desenvuelven en un
entorno agobiante, terrible, del cual son claramente adictos a gusto.
Es un entramado de situaciones desgastantes con las que lidian a
gusto para alcanzar el poder, les es placentero. Muchos disfrutan
estar ahí no solo por los beneficios finales, sino porque disfrutan
el proceso.
La
MUD es una fiesta de gente patológicamente horrible de una oficina
donde todos se odian entre sí, pero hipócritamente celebran una
fiesta y un intercambio de regalo, solo para cumplir con la
formalidad y dar la imagen pública de que se llevan bien. Sus ruedas
de prensa permanentes.
Traiciones y tradiciones
Henry
Falcón fue al diálogo buscando nuevamente posicionamiento como
opositor centrista, jugándole posición adelantada a toda la MUD.
Ramos Allup dijo que no iría al diálogo pero al final mandó a un
emisario y AD participa. Eso lo hizo Ramos Allup tras bastidores,
viéndose roto su acuerdo con Voluntad Popular, quienes por su voto
secreto en reunión de la MUD sirvieron para que el adeco fuera
electo a inicios de 2016 como Presidente de la AN.
Aquella
vez Voluntad Popular traicionó a Primero Justicia, posicionando a
Ramos Allup en lugar de a Borges en la AN. La idea de VP era
anteponer, a todo propósito, la amnistía a Leopoldo López, hacerlo
presidenciable, cosa que no le gustaba a Capriles. Al día de hoy VP
está junto a otros 15 pequeños partidos (incluyendo VV de María
Corina) en la agenda política anti-diálogo, intentando capitalizar
el espacio político de la calle.
Pese
a ir al diálogo, Capriles entra en la retórica confrontacionista.
El costo de la MUD al ir al diálogo es alto, pues atizaron duro a
sus seguidores en 2016 con un verbo violento, triunfalista y
desafiante, basado todo en promesas irrealizables. Capriles sigue en
su plan presidencial -¿otra vez?- y por eso mantiene el discurso
duro, pese a que PJ está en el diálogo con un político mucho más
hábil que Borges y Capriles, que es Carlos Ocariz, quien por cierto
ya tiene un rato disputando la corona de Miranda.
El
fin de año se acerca y casi ninguno de los grandes objetivos de la
MUD se consagró. Si en el diálogo no hay giros dramáticos
favorables a la oposición, la agenda tal cual como está seguirá
hasta inicios de 2017. La MUD jugaría a la vía política regular,
con una agitación de calle con los talones metidos en el barro de la
violencia. Si todo fluye sin giros absolutos, habrá elecciones
regionales a mediados de 2017 y la pugna interna de la MUD será de
quienes "se dejaron domesticar en el diálogo con el Gobierno"
y quienes "se mantuvieron luchando en la calle" pese a que
ninguno consiga sacar a Maduro de Miraflores.
La
MUD ya tiene 17 años de tradición opositora, donde no han faltado
las traiciones, las desconfianzas, las locuras y los abismos por
errores fatales.

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