La
difícil y compleja situación de Mercosur en estos momentos es un
caso típico de destrucción de las economías locales mediante el de
apoyo de un gobierno títere como el de Michel Temer en Brasil
Pretenden poner Mercosur en función de intereses trasnacionales. FOTO ARCHIVO.
Charles
Giuseppi
Nuevamente
el tema de Mercosur ocupa un lugar central en la discusión política
a escala regional. El Presidente de la República hizo público su
reiterado llamado a evitar que las oscuras fuerzas del neoliberalismo
se apoderen del Mercosur, y en un tono más dramático, para evitar
su destrucción definitiva. La semana pasada el tema volvió a ocupar
los titulares de los principales diarios de América Latina en el
marco de la visita que hiciera el actual presidente de facto de
Brasil, Michel Temer, al “archi neoliberal” Mauricio Macri de
Argentina. Acuerdos de toda índole fueron firmados en Buenos Aires,
todos bajo el indeleble signo del neoliberalismo, del más rancio sin
dudas, del más detestable. Los fascinerosos mercaderes del porvenir
estarían dispuestos a vender hasta sus propias madres -y no de mayo-
con tal de salir bien parados ante su amo: el imperio norteamericano.
Durante
la reunión sostenida en Buenos Aires, tanto Macri como Temer
plantearon como una necesidad, y no como una estrategia de su propia
política vende suelo, la reestructuración del Mercado Común del
Sur, que se llevaría a cabo en el marco de un programa de
“aperturas” denominadas eufemísticamente “flexibilización del
Mercosur”. Estas aperturas o como le llaman, flexibilizaciones,
buscarían hacer más “competitivo” al Mercosur frente a sus
“socios” europeos y asiáticos permitiendo la firma de acuerdos
bilaterales de cada uno de estos países miembros de Mercosur, con el
resto del mundo capitalista desarrollado pero a expensas de la
destrucción del bloque comercial y en último caso, en detrimento de
la integración latinoamericana. Las medidas neoliberales son siempre
presentadas bajo un disfraz, una treta discursiva que suele
enmascarar el verdadero sentido y alcance de sus nefastos objetivos.
Cualquiera
que haya tenido la oportunidad de leer un poco sobre el sentido y
alcance de un proceso de integración, y más en profundidad sobre
los beneficios para las economías parte de la creación de un
Mercado Común, sabe que la propuesta de Macri y Temer conducirán
directamente a la destrucción definitiva del Mercosur. La razón
principal de un acuerdo de integración comercial es fortalecer las
economías internas mediante el uso de aranceles preferenciales de un
número cada vez más creciente de productos, bienes y servicios que
serán comercializados con ese arancel común frente a terceros. De
esta forma, los productos comercializados dentro del esquema común
tienden a abaratar sus costos y a beneficiar la producción interna
de los países firmantes del acuerdo comercial. Las grandes
corporaciones, cuyo objetivo es destruir los pequeños mercados
emergentes para monopolizar la producción y el comercio de
determinados productos, son acérrimos detractores de los esquemas de
integración regional como el Mercosur.
"Los países en donde no logran imponer la lógica de los grandes capitales son duramente satanizados y condenados a una criminal campaña mediática internacional"
Para
lograr una progresiva destrucción de las economías locales, permear
progresivamente los aparatos productivos y finalmente neo colonizar
el continente suramericano para saquear sus ingentes recursos
naturales, el capitalismo internacional se vale de colocar gobiernos
títeres en todos los países del mundo perfectamente alineados con
sus intereses. Caso contrario, los países en donde no se logra
imponer la lógica de los grande centros capitalistas son duramente
satanizados y condenados a una criminal campaña mediática
internacional, por decir lo menos. En casos más extremos, bloqueos y
sanciones de toda índole, son las armas de acción del imperialismo,
casos de sanciones como Siria, Irán y Rusia. El imperialismo también
impone bloqueos a las economías de estos países que suelen asfixiar
a sus pueblos y condenarlos al hambre y la miseria de una forma
atroz, caso de la RPD de Corea y de Cuba. Existen otros tipos
sanciones y jugarretas que persiguen la destrucción del gobierno que
no sirve a sus intereses, como el decreto contra Venezuela y
finalmente cuando nada de esto logra debilitar a los pueblos
amenazados, apelan a la guerra como última
ratio.
La
difícil y compleja situación de Mercosur en estos momentos es un
caso típico de destrucción de las economías locales mediante el de
apoyo de un gobierno títere como el de Michel Temer en Brasil. Esa
misma semana Temer introdujo un proyecto de ley ante el parlamento
brasileño que ya fue aprobado por éste, donde se le entregará a
las empresas petroleras trasnacionales la mayor reserva de petróleo
de Brasil, los yacimientos de Pre-Sal. Con esta acción se busca no
solo destruir la fortaleza de la empresa estatal petrolera de Brasil
Petrobras, sino cambiar el curso de las medidas anunciadas por Dilma
Rousseff cuando se descubrieron los yacimientos, que establecían que
un importante porcentaje de esos recursos serían destinados a los
programas sociales puestos en marcha durante su gobierno. Al entregar
esa riqueza a las grandes corporaciones petroleras mundiales, todos
los proyectos sociales emprendidos hasta ahora en favor del pueblo
brasileño quedarán sepultados en el olvido.
Las
cartas están echadas. Tanto el Mercosur como todos los logros
alcanzados estos últimos años por los gobiernos progresistas y
socialistas en América Latina corren graves peligros a manos del
neoliberalismo al poder. Es momento de alzar nuevamente las banderas
de la contestación y la rebeldía, es la hora de los movimientos
sociales, de las masas indomables, es la hora de los pueblos.
Se busca destruir las economías locales. FOTO ARCHIVO.


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