Proceso de paz
Solo queda un camino para Colombia: el camino de la paz con justicia social
Ramón Martínez M
Colombia viene afrontado un conflicto armado
que lleva mas de cinco décadas activo y que ha dejado miles de
víctimas y numerosos daños a la sociedad colombiana, podemos
decir que transformó la conducta social de los colombianos en
donde la muerte como hecho violento se convirtió en algo tan común
que hace parte de lo cotidiano, ya que se transformó en un rito que
se adoptó como cultura de la violencia. Pero ¿qué justifica la
victoria del NO en el pasada consulta para validar los acuerdos de
paz? Muchos factores son los que podemos enunciar para entender
este conflicto.
La violencia política en Colombia no es un
capricho de grupos alzados en armas, es el producto , de una
sociedad desigual que despoja de sus tierras a los campesinos y
los desplaza hacia las ciudades a incrementar los cinturones de
miseria de los grandes centros urbanos, ocasionando mayores
conflictos sociales.
Pero el objeto de este artículo no es
detenernos en el análisis de las causas del conflicto social
colombiano, solo lo mencionamos como un abreboca al momento político
que se vive en la actualidad: el proceso de paz.
Desde hace más de cinco años se iniciaron
los actuales diálogos que han desembocado en los llamados
acuerdos de La Habana, que se firmaron el pasado 26 de septiembre
en la ciudad amurallada de Cartagena de Indias, entre el gobierno
del presidente Juan Manuel Santos y las insurgentes Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), encabezadas por el comandante
Timoleon Jiménez, el mayor grupo insurgente colombiano, más no el
único, estos acuerdos son el fruto del trabajo de innumerables
comisiones que afrontaron y discutieron durante meses diversos
aspectos relacionados con el origen del conflicto , sus
consecuencias y sus posibles soluciones.
Los diálogos se desarrollaron en La Habana,
Cuba, entre los negociadores de la insurgencia y los del gobierno
colombiano, en donde se incluyeron generales del ejército
colombiano, víctimas del conflicto que le dieron un acento especial
a la mesa de negociación, ya que permitió a otros factores que
expresaran su opinión y propuestas para la solución al conflicto
armado, todo ello condujo por el camino del entendimiento a los
negociadores en cuestión y desembocaron en la firma de Cartagena de
los acuerdos que se construyeron y refrendaron con su firma el
presidente Juan Manuel Santos y el comandante de las FARC-EP Timoleón
Jiménez.
Mención especial hay que hacer a alguien que
no está de cuerpo presente, pero su labor es tan importante que su
presencia es innegable y se siente en cada espacio que se habla de
la paz en Colombia, ese alguien no es nada más y nada menos que el
comandante Hugo Chávez Frías, el arquitecto mayor de este proceso,
ya que inspiró la confianza en la insurgencia y sus sabias
sugerencias terminaron por convencer a las partes de lo necesario
que es construir la paz y buscar nuevos escenarios para hacer
política en la Colombia hermana.
El pasado 2 de octubre se celebró un
plebiscito nacional que buscaba la aprobación de lo acordado en La
Habana y suscrito en Cartagena de Indias, por parte de la población
colombiana, cuya pregunta « ¿ Apoya el acuerdo final para la
terminación del conflicto y construcción de una paz estable y
duradera?» No representaba más que un simple trámite
caprichoso del señor Presidente Santos, ya que el plebiscito como
tal no tenía carácter vinculante y en lo jurídico no afectaba en
nada lo suscrito en Cartagena, la rivalidad entre el presidente
Santos y el expresidente Álvaro Uribe Vélez se llevaría
nuevamente a las urnas el presidente Santos quería derrotarlo
electoralmente en una nueva oportunidad, pero los resultados no le
favorecieron, entre las respuestas del plebiscito SI o NO que eran
impulsadas por cada uno de los personajes en mención, triunfó
pírricamente el NO sobre el SI, los resultados así lo
demuestran. Solo 53.894 votos fue la diferencia que obtuvo la opción
del No sobre la Opción del Sí.
Estos resultados nos demuestran una realidad:
en la sociedad colombiana hace falta una profunda reforma al
sistema político, los acuerdos de La Habana apuntan a ello.
Los resultados nos dan una abstención que
ronda por el 63%, solo el 37% votó en el plebiscito, la opción del
NO obtuvo 50.21% y la opción del SI 49.78% de ese 37%, es decir el
19% del electorado quiere imponer a toda la sociedad esta decisión,
pero veamos: Ya la campaña del Uribismo en boca de su gerente
reconoció que habían recurrido a la manipulación al no presentar o
explicar los acuerdos, sino recurrir a movilizar rabias, esto está
tipificado como delito en la legislación colombiana. Pero la mayor
manipulación fue asegurar que con los acuerdos de La Habana se
impondría la ideología de género, que se eliminaría la familia
tradicional y se abriría paso a la familia homosexual. Este
argumento fanático y regresivo logró movilizar a las iglesias
cristianas, estimándose su participación en 2.000.000 de votos.
Todo se inició con la propuesta del ministerio de educación de
implantar las cartillas de educación en tolerancia y respeto a la
diversidad sexual, lo que sirvió de excusa para que Ordóñez y
Uribe participaran en las numerosas marchas en todo el país
impulsadas por los religiosos.
Otro factor que incidió en el resultado lo
podemos señalar: Se quiere restar importancia al Huracán Matew en
la costa Atlántica, pero este tuvo un efecto trascendental ya que la
región de la costa pasó de ser la región con mayor intención de
voto a la región de mayor abstención, solo votó el 24% de las
personas habilitadas. Esta situación le restó al SÍ más de
600.000 votos.
Estos dos aspectos son factores a tener en
cuenta en el análisis de los resultados.
Ante el panorama que hemos reseñado podemos
decir que la opción de la guerra esta cercada, las movilizaciones
por la paz están en crecimiento, aunadas al reciente Nobel de Paz
que se le otorgó al presidente Santos, han reconfigurado todo el
escenario político, los movimientos sociales y gran parte de la
sociedad colombiana se ha movilizado y se sigue movilizados en la
exigencia que los acuerdos de La Habana se cumplan y se
complementen con los futuros acuerdos que saldrán de las
conversaciones que se inician entre el gobierno y el insurgente
Ejercito de Liberación Nacional, ELN. Solo queda un camino para
Colombia: el camino de la paz con justicia social.

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