Ads (728x90)




“Es una estrategia de guerra no convencional en donde el imperio norteamericano no actúa directamente con tropas, sino que intenta subvertir el orden en una sociedad mediante la promoción del enfrentamiento entre sus propios ciudadanos”
Por Luis Dávila
Cuando recientemente Petróleos de Venezuela realizó exitosamente una operación de canje de bonos para reducir los pagos de deuda en el año 2016 y liberar recursos para garantizar la operatividad y crecimiento de una industria golpeada por la caída de los precios del crudo en los mercados internacionales, uno de los mayores escollos que encontraron fue la fuerte oposición de diputados de la Asamblea Nacional, que llegaron incluso a aprobar un acuerdo en donde rechazaban el canje con la intención de desalentar a los inversionistas a participar en la propuesta de la petrolera venezolana. El acuerdo en cuestión fue enviado a todas las embajadas delegaciones diplomáticas acreditadas en el país, en una insólita intención de sabotear una operación destinada a mejorar las perspectivas económicas de todos los venezolanos, pues permitirá alargar los pagos de deuda de PDVSA. 

Para el mayor general de la Aviación, Luis Quintero, rector de la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Bolivariana, no resultan inexplicables estas acciones. Se trata de un esquema imperial, probado recientemente en naciones como Libia y Siria- en donde se sigue un modelo destinado a la destrucción de los países con la intención de controlar sus recursos naturales. “Es una estrategia de guerra no convencional en donde el imperio norteamericano no actúa directamente con tropas, sino que intenta subvertir el orden en una sociedad mediante la promoción del enfrentamiento entre sus propios ciudadanos” explica. 

Con ese fin cuenta con agentes locales cuyo trabajo consiste en generar desórdenes y sabotear todas las actividades del Gobierno, principalmente las relacionadas con la actividad económica con la intención de generar un colapso. Desde esta perspectiva, resultaba útil para una Asamblea que no está alineada con los intereses nacionales hacer que fracasara la operación planteada por la petrolera venezolana y complejizar aún más la situación económica, ya bastante afectada por la reducción de ingresos producto de la caída que desde hace dos años experimentaron los precios del petróleo.

Guerra económica
La llamada guerra económica que desde hace ya casi tres años ha golpeado a toda la población venezolana, es otra vertiente de esta estrategia imperial que en sus próximas fases propicia enfrentamientos armadas y, a largo plazo, una guerra civil que justifique una intervención extranjera y la imposición de un gobierno títere que entregue a intereses foráneos las mayores reservas de crudo del mundo, ubicadas en la Faja Petrolífera del Orinoco, Hugo Chávez Frías. “Ellos saben que allí hay petróleo para 300 años y necesitan tenerlo bajo su control para sus proyectos de hegemonía” explica.

La Revolución Bolivariana ha garantizado el control de los recursos naturales por parte del Estado venezolano con la intención de utilizarlo para el desarrollo de toda la sociedad. De hecho, en los últimos 15 años las inversiones sociales llevadas a cabo por el comandante Hugo Chávez y mantenidas por el presidente Nicolás Maduro han alcanzado cifras que no tienen comparación con ninguna nación del mundo. Sólo en la Gran Misión Vivienda Venezuela se han culminado y entregado, hasta la fecha, 1 millón 160 mil viviendas. La meta al cierre de 2016 es entregar 1 millón 500 mil y marchar hacia los 3 millones de viviendas para el año 2019, según expuso recientemente el presidente Maduro en una Conferencia de la ONU sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, efectuada en la ciudad de Quito, Ecuador. De acuerdo con el primer mandatario, la inversión del Gobierno nacional en 5 años para el logro de esta transformación urbana es de 95 mil millones de dólares; es decir, cuatro veces las reservas internacionales de Venezuela. “Es la inversión más importante que se haya hecho en la historia de nuestro país”, sostuvo.

Estrategia de destrucción

La intención de las fuerzas imperiales es, entonces, desmontar la Revolución Bolivariana para retomar el control de los recursos de Venezuela. Con esa finalidad, explica Quintero, se basa en una doctrina militar en donde sus fuerzas militares no tienen una participación activa sino en la promoción del caos en las naciones que pretende ocupar. 

“Se busca generar inconformidad de los ciudadanos con el gobierno y allí es donde la guerra económica tiene un papel fundamental porque la idea es responsabilizar al Ejecutivo de la escasez de alimentos de la cesta básica y generar luego la matriz de la ayuda humanitaria, que es repetida constantemente por voceros de la derecha”. Esta etapa busca igualmente generar el colapso económico, para luego pasar a una fase de enfrentamiento entre los ciudadanos, que resultará en el germen para la intervención de grupos paramilitares y, finalmente, una guerra civil. “Fue el guión utilizado contra el pueblo de Libia y como resultado esa nación en la actualidad está dividida en tres pedazos con tres gobiernos diferentes y el petróleo sale de sus puertos sin que nadie lo controle” explica Quintero, quien sostiene que la unión cívico-militar materializada en los últimos 15 años ha resultado un fuerte escollo para la ejecución de estos planes. “Nuestra estrategia debe ser la paz y el diálogo” asegura.

Publicar un comentario