Pedro Gerardo Nieves
Viene por ahí dios. Pero como es un dios chimbo lo escribimos en
minúsculas. Lo terrible del cuento, que nos alarma y nos causa pavor, es
que mucho cándido cree que es el Dios verdadero.
Ese dios falso no es Alá, Jehová, Yavhé, Dios ni ninguno de los
nombres que las religiones en su bondadosa intención le han puesto en su
omnipotente poder pero, mimetizado en la mentira y la maldad, este
diablo se dice y se asume como todos ellos.
Este dios de mentira acude a quienes sufren, (todos los seres
humanos en mayor o menor medida), para manipular sus vulnerabilidades y
ponerlos al servicio de los muy malignos y terrestres propósitos de
poder de quienes quieren controlar el mundo.
Viene el falso dios como un guerrero armado que mata en nombre de
santas guerras con calidad HD; al servicio de proyectos expansivos
territoriales que torturan y abusan de otros seres humanos y construyen
poderosos establecimientos financieros y militares;
como sacerdotes que pregonan la humildad y la pobreza entre refinados
lujos y como elegantes pastores que vociferan terribles armagedones con
micrófono de balita mientras te piden pagar en cash o con tarjeta de
crédito tu ingreso al paraíso.
Estos dioses de hojalata quieren tu alma, es verdad. Pero también
quieren tu conciencia, tu territorio, tu plata. Y están dispuestos a
matarte si no estás de acuerdo con ellos o si eres de esos seres humanos
distintos a ellos en credo, raza, color, condición
sexual o social. Porque así seas también hijo de Dios, ellos se arrogan
el poder de discriminarte y herirte por ser contrario a sus “sagradas”
enseñanzas cometiendo el pecado mortal de ser diferente.
Grandes maquinarias comunicacionales soportan con sofisticados
métodos de manipulación las acciones de este falso dios y plata a
borbotones llena sus bolsas luego que establecen el ilegítimo comercio
de tu vida a cambio de un ticket VIP al cielo.
Ha matado gente por millones ese falso dios. Mató en El Salvador a
Arnulfo Romero, un verdadero hombre de Dios, cuando clamaba la tragedia
de su pueblo pobre y sufrido. Mata todos los días en el Mar Mediterráneo
cuando sucumbe una barca llena de inocentes
que pagan ahogados sus deseos de huir de la muerte. Mata con todas las
religiones que se autoproclaman las elegidas junto a sus pueblos
ignorando con malicia a los otros, la humanidad.
Este falso dios habló con Bush, el presidente borracho y, según lo documenta Juan Gelman:
“… El presidente de EE.UU., W. Bush hablaba con Dios o, mejor
dicho, Dios hablaba con él. “Me conduce una misión de Dios. Dios me dice
‘George, ve y lucha contra esos terroristas en Afganistán’. Y lo hice. Y
luego Dios me dice ‘George, ve y termina con
la tiranía en Irak’. Y lo hice” (The Guardian, 7-10-5) (…). En su
rancho de Crawford, Texas, W. mantuvo en el 2002 la reunión con el
premier británico Tony Blair en la que se decidió invadir a Irak y
trascendió que ambos rezaron juntos por el éxito de la empresa”.
Los hijos del falso dios han diseñado estrategias para someter a
nuestros pueblos mediante evangelios del billete grosero que guarda su
diezmo en cuentas suizas y se activó políticamente para impedir con un
no el esfuerzo de paz del lacerado pueblo colombiano.
Así vimos al narcoparamilitar Uribe rodeado de pastores que clamaban a
dios para que la paz no se concretara.
Porái viene dios. Huele a azufre.

Publicar un comentario