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Alí Ramón Rojas Olaya

El domingo 6 de noviembre de 2016 se llevaron a cabo las elecciones generales de Nicaragua en la que 3.4 millones de nicaragüenses salieron a votar para elegir al presidente y vicepresidente, a 90 diputados nacionales y 20 del parlamento centroamericano. El triunfo arrollador del Frente Sandinista de Liberación Nacional fue silenciado por las grandes empresas privadas de comunicación social del mundo. El actual Presidente, Daniel Ortega Saavedra, líder indiscutido de la revolución sandinista, y la actual vicepresidente, su esposa Rosario Murillo, fueron reelectos.

Después de la derrota electoral del sandinismo en las elecciones de 1990, en la que resultó electa Violeta Chamorro, la revolución volvió para quedarse. En aquella oportunidad la contrarrevolución fue organizada por Estados Unidos, que formó la llamada contra y hundió al país en una guerra civil orquestando un plan desequilibrador que se tradujo en acaparamiento, una inflación inducida y largas colas para comprar comida.

En la actualidad, aunque en la población se observan diferencias ideológicas, el pueblo tiene como estandarte la unidad revolucionaria basada en el nacionalismo ante la injerencia extrajera. Explica el sociólogo Orlando Núñez, impulsor del programa Hambre Cero, que desde que el sandinismo llegó a Nicaragua “hubo una trasformación de la estructura de la propiedad, en la que concentraciones de tierras en manos de los grandes propietario pasaron a manos de los pequeños y medianos productores”. El triunfo sandinista se apoya en dos pilares importantes: el cooperativismo y en la visión de unidad latinoamericanista que propuso el Libertador Simón Bolívar. Veamos que hizo Augusto César Sandino (1895-1934) al respecto:

Sandino y la cooperativa de Wiwilí


En marzo de 1933, el general nicaragüense Sandino envió a Abraham Rivera a la capital de Nicaragua, Managua, con el fin de concertar un crédito de 100 mil córdobas. Rivera no pudo conseguirlo, sin embargo, logró que el gobierno le proporcionara provisiones, machetes y otros instrumentos, con los cuales se pudo abrir un comisariato en Wiwilí. En la organización de las primeras cooperativas, Sandino mostró tener un sentido práctico. En las cooperativas agrarias se debía producir alimentos para las necesidades internas pero también se debía producir tabaco y cacao con la exportación. Además, se tenía planteado explotar la madera, el caucho, el oro, entre otros.

Sandino en su último viaje a Managua, llevó consigo oro extraído en las cooperativas, por un valor cercano a los 22 mil dólares, con el fin de venderlos. Asimismo, se acordó la fundación de una sociedad anónima para explotar las riquezas naturales en las que debía tener participación tanto el Estado como socios privados. Pero con estos planes que ya no llegaron a realizarse, se iniciaba un involucramiento del capital nacional para financiar las inversiones requeridas. Estaba planteada la creación de una línea telegráfica hacia Cabo Gracias a Dios a partir de 1934, igual, los vuelos regulares entre Managua y Wiwilí deberían comenzar ese año, y se instalaría una estación de radio.

Una premisa para el desarrollo del comercio era desde luego la construcción de las vías de comunicación correspondientes. Sandino quería profundizar el lecho del río Coco, utilizando dinamita, para volar los rápidos entre Sang Sang y Raití; con ello se podían facilitar la navegación entre el curso superior e inferior del río y se hubiera podido introducir remolcadores de motor.
Sandino y su plan de cooperativas

El General nicaragüense Augusto César Sandino tomó de diferentes contextos los elementos para formular su plan de cooperativas: por una parte, la discusión entre los anarquistas mexicanos y en las ligas agrarias de Yucatán, dirigidas por Felipe Carrillo Puerto; por otra parte, la Escuela Magnética Espiritual de Joaquín Trincado Mateo [1866-1935] a la que Sandino pertenecía. Sandino expresó la idea de que el proletariado que sufría la desocupación en los centros industriales metropolitanos, podía encontrar refugio en las cooperativas. Por ello planeaba un proyecto pragmático, pero también audaz con la idea de transformar la realidad social de una región que tuviese repercusión en toda Nicaragua.
En 1934, Augusto César Sandino perfilaba la fundación de una sociedad anónima, y obtuvo fondos estatales para el pago de sus escoltas, maestras, maestros y el financiamiento de infraestructura. Su meta no era fundar una república autónoma en las montañas, sino la creación de un nuevo departamento de la República de Nicaragua.

Sandino quería demostrar a los políticos oligárquicos cómo se construye una nación desde abajo, con el trabajo productivo, la igualdad fraterna y la auto administración comunitaria de las desposeídas bases campesinas. De esa manera el programa de salvación secular del manifiesto “Luz y Verdad” fue ampliado en la utopía concreta del trabajo educativo, organizativo, comunitario y pacífico.
El proyecto de las cooperativas era contrapuesto al sistema de las haciendas oligárquicas y al sistema de enclave de los consorcios extranjeros. El proyecto recurría a la esperanza igualitaria de las campesinas y campesinos y se oponía a un tipo de propiedad privada que había destruido las estructuras comunales.

Plan de realización del supremo sueño de Bolívar


El 20 de marzo de 1929 Augusto César Sandino presenta el Proyecto Original que el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua a los Representantes de los Gobiernos de los veintiún Estados Latinoamericanos. Allí se plantean claramente las vías factibles para materializar este proyecto integracionista, “al que solo pueden oponerse teorías de un lamentable escepticismo y de escaso alcance en la política interna y exterior de nuestros Estados”.

Sandino habla de una alianza entre naciones americanas conformada por todos los países del continente, de la cual se desprende…“una sola nacionalidad, denominada Nacionalidad Latinoamericana, haciéndose de este modo efectiva la Ciudadanía latinoamericana”. Se plantea la conformación de un ejército continental que será la… “base fundamental de los efectivos con que habrá de contar la Nacionalidad Latinoamericana para la defensa y sostenimiento de su Soberanía”. En caso de agresión imperialista a cualquiera de las naciones latinoamericanas se procederá a “la confiscación automática de los intereses e inversiones que la o las potencias agresoras tuvieren dentro de los límites de la Nacionalidad Latinoamericana, sosteniendo con el producto de tal expropiación la guerra a que diere lugar la agresión de la o las potencias extranjeras”. También se propone “el boicot económico contra la o las potencias que originaran la fricción, cancelando tanto la adquisición como la venta de productos con la o las potencias que provocasen el empleo de esta medida”. ¡Viva la Revolución Sandinista!

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