Pedro Gerardo Nieves
“Siempre
que se hace una historia se habla de un viejo, de un niño o de sí, pero
mi historia es difícil: no voy a hablarles de un hombre común...” Esta
letra, con la que inicia su inmortal
“Canción del elegido” el maestro Silvio Rodríguez, cae como pedrada en
ojo e´tuerto a propósito de mi explicación convencida, como la luna
llena, de que un transexual es un héroe no sólo para mí, sino para la
humanidad entera, por haber sido sepultado en vida.
Su delito: denunciar con pruebas contundentes los atroces crímenes,
mentiras, manipulaciones y maquinaciones cometidas por el gobierno de
Estados Unidos de Norteamérica en contra de la humanidad.
Porque
para nadie es un secreto que en el territorio sagrado que habitan los
héroes y heroínas en lo arquetipal del junguiano inconciente colectivo
no cabe la diversidad sexual, cuando menos
en lo que a las apariencias e historia oficial respecta.
Se
dibuja a los héroes como machos machotes que montan en briosos corceles,
también muy machos; o a heroínas que exhiben, además de sus virtudes
heroicas específicas, una femeinedad muy conveniente
al patriarcado dominante. Todos los héroes y heroínas son muy
correctos, pues.
Por
eso mi historia, que es verídica, cierta y dolorosa, no habla de un
hombre común, habla de un nacido hombre que hoy tiene nombre de mujer
por propia voluntad humana: el Soldado de Primera
Clase del Ejército de los Estados Unidos adscrito a la 10.ª División de
Montaña, 2.ª Brigada de Equipo de Combate que se llamó Bradley Edward
Manning y hoy se conoce como Chelsea Elizabeth Manning.
El
entonces soldado y analista de inteligencia del ejército de los EE.UU
filtró a WikiLeaks un bojote de pruebas -documentos clasificados- de las
operaciones gringas en Afganistán e Irak,
incluidos cables diplomáticos de diversas embajadas estadounidenses que
le echan paja de la buena a la política gringa y, aún más allá, nos
dejan claro los maquiavélicos y monstruosos procedimientos que emplea el
imperialismo para corromper, controlar, someter
e incluso burlarse de las naciones, incluyendo sus “amigas”.
También
entregó a los medios de comunicación que tienen algún nivel de
independencia el video de Muerte Colateral en Irak donde, desde un
helicóptero y como en un juego de Nintendo, Estados
Unidos cosió a plomo a un grupo de civiles entre quienes se encontraban
2 periodistas de la muy protoimperialista agencia de noticias Reuters.
Llega
asombrosamente a la cifra de 500.000 los registros divulgados de la
invasión a Irak y Afganistán y 250.000 cables del servicio exterior
estadounidense donde se ve, con asco, indignación
y hasta con macabra diversión, las plastas diplomáticas que comete en
su día a día ese país y, no nos cuesta creerlo, hoy siguen cometiendo
impunemente.
35
años de prisión le clavaron los gringos por el pecho a este heroico ser
humano acusado de traidor a Estados Unidos, sin darse por enterados que
realmente Manning decidía valientemente hacer
un acto de justicia en favor de la humanidad, como lo refirió el otro
perseguido, Julian Assange; y asumió ser preso, torturado, humillado,
confinado y sometido a indescriptibles sufrimientos.
Por
eso en el altar que tenemos en nuestro corazón donde veneramos a los
grandes héroes, debemos tener guardado a este chamo que en 2013
manifestó su decisión de ser mujer y que se manifiesta
como un sacrificado bienhechor de la humanidad por despojar de su
máscara al histórico asesino de pueblos.

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