Por
Leandro Albani
leandroalbani@gmail.com
Un
furioso ataque terrorista contra una polémica revista en Francia
dejó 12 muertos. El repudio mundial y el peligro de un aumento de la
islamofobia en Europa. Los disparos que escupieron los fusiles de
guerra retumbaron en la calle Richard-Lenoir, rodeada de edificios y
hasta ese momento pulcra y ordenada. El pánico se apoderó de
quienes caminaban. El sonido de los perdigonazos no se silenció y
las muertes ocurridas en Francia seguramente sonarán como balas por
muchos días, aunque el impacto de lo sucedido todavía no es claro a
cuántos alcanzará.
Pero
algo se configura luego de estos asesinatos en París: una inyección
de islamofobia correrá por el torrente sanguíneo de muchas
personas, volviendo peligroso “porque sí” al pueblo musulmán y
permitiendo que las posiciones más reaccionarias en Francia (y en
toda Europa) tengan excusas nuevas para castigar al otro, un otro que
siempre es sinónimo de “peligro para Occidente”.
Vestidos
de negro, con capuchas y aferrando sus armas automáticas, varios
hombres descendieron de un Citroen que quedó en medio de la calle. A
partir de ese instante la redacción del semanario satírico Charlie
Hebdo se transformó en el blanco principal. La cacería dejó un
saldo de 12 personas muertas, entre las que se encuentran los
caricaturistas Jean “Cabu” Cabut, Stephane “Charb”
Charbonnier, Georges Wolinski y Bernard “Tignous” Verlhac,
miembros de la revista.
Charlie
Hebdo se hizo conocida mundialmente en 2012, luego de publicar varias
caricaturas de Mahoma, hecho que desató un amplio repudio entre
quienes profesan el Islam. Horas antes del ataque, el semanario había
publicado una caricatura del líder del Estado Islámico (EI), Abu
Bakr Al Baghdadi.
Conocida
la noticia del ataque, el presidente francés, François Hollande, se
trasladó a la sede de la revista y aseveró que “sin lugar a
dudas” se trata de “un ataque terrorista”. Automáticamente, en
toda la nación gala se elevó la alerta terrorista y se inició un
operativo con tres mil policías para dar con los autores de los
crímenes.
Posteriormente
medios internacionales difundieron las identidades de los supuestos
implicados: los hermanos Saïd y Chérif K., nacidos en París en
1980 y 1982 y de origen argelino, y Hamyd M., nacido en 1996 y cuya
nacionalidad se desconoce.
Los
acusados, según las cadenas de comunicación, tienen “antecedentes
por cooperar con redes yihadistas”. Chérif K., fue juzgado en 2005
por formar parte de una célula de envío de mercenarios a Irak, por
lo cual fue condenado entonces a tres años de prisión. La cadena de
noticias Russia Today afirmó que los hermanos “participaron en el
conflicto armado en Siria combatiendo junto con los opositores del
presidente Bashar Al Assad” y ambos regresaron a Francia meses
atrás.
La
posibilidad de que los autores de los crímenes estén vinculados al
EI o a algún grupo terrorista similar también fue señalada por la
cadena libanesa Al Manar, que aseveró que en Francia se produjo un
“atentado takfiri”, en referencia a una de las líneas
ideológicas del Islam basada en la máxima ortodoxia. Bajo esta
ideología, relacionada a posiciones de extrema derecha, combaten
muchos de los grupos mercenarios que intentan derrocar al gobierno
sirio.
Repudio
desde el mundo musulmán
Perpetrado
los asesinatos de los miembros del semanario Charlie Hebdo, un
repudio generalizado se escuchó en todo el mundo. En Francia se
efectuaron movilizaciones espontáneas en rechazo al atentado.
Desde
el mundo islámico también el repudio fue claro. La posición más
contundente fue expresada por el gobierno de Irán, a través de la
vocera de la Cancillería, Marzie Afjan. La funcionaria expresó que
“todos los actos terroristas contra el pueblo son ajenos a la
doctrina y las enseñanzas del Islam”. Afjan remarcó que es
inaceptable toda forma de mal uso de la libertad de expresión, el
radicalismo intelectual y la difamación contra personalidades que
son veneradas por las religiones y naciones, en referencia a las
publicaciones de Charlie Hebdo sobre Mahoma.
La
vocera iraní señaló que los crímenes ocurridos son “la
continuación de una ola sin precedentes de extremismo y de violencia
física y de pensamiento, que durante la última década se ha
desarrollado en el mundo”, generada por “las políticas erróneas
y de doble rasero en la lucha contra la violencia y el extremismo”.
Afjam pidió a los ulemas y personalidades del mundo del Islam que
encabecen un “combate ideológico contra los nefastos fenómenos
del sectarismo y el extremismo”.
En
tanto, el presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán y
rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, condenó “en
nombre de los musulmanes” de la nación gala el “horror del
crimen” cometido. Boubaker rechazó cualquier intento de
“vincularlo a mi religión, mis correligionarios y el Islam de
Francia”.
A su
vez, el jefe de la revista Asie-Afrique, Majde Nehmeh, explicó que
el “atentado terrorista tiene lugar en una atmósfera de
islamofobia transmitida por los medios franceses, especialmente
Charlie Hebdo”. Citado por Al Manar, Nehmeh llamó a que exista una
cooperación real entre Francia y Siria para combatir al terrorismo.
El
periodista Georges Sessine, de origen libanés que reside en Francia,
recordó que lo ocurrido se debe a que el “apoyo de Francia a los
grupos takfiris en Siria e Irak ha repercutido contra Francia”.
“Más de 350 terroristas takfiris franceses que combatieron en
Siria e Irak han vuelto en la actualidad al país”, denunció el
periodista. Sobre este punto, la Organización de Naciones Unidas
(ONU) viene alertando sobre el creciente número de europeos que se
enrolan en el EI para ir a combatir a Medio Oriente. La Unión
Europea estimó que al menos diez mil ciudadanos del viejo continente
se trasladaron a Siria para sumarse a grupos mercenarios y
terroristas. El año pasado, el gobierno de Damasco denunció que
unos 250 mil mercenarios fueron reclutados por el EI, el Ejército
Libre Sirio (ELS) y el Frente Al Nusra, de los cuales la gran mayoría
son estadounidenses y europeos.
La
pista del Estado Islámico
No
es curioso que todos los cañones apunten contra el Estado Islámico.
El proceder de este grupo terrorista es similar al de Al Qaeda: sus
atentados y asesinatos poco tiempo más tarde sirven como
justificación para intervenciones militares por parte de Estados
Unidos y sus aliados. El caso de Siria es el más conocido. Sin
capacidad para derrocar a Al Assad, la aparición del EI permitió
que Washington bombardeara a esa nación árabe. Si bien las
operaciones estadounidenses no son de gran magnitud, sus “daños
colaterales” ya se observan y crecen las denuncias sobre que los
blancos en territorio sirio son pozos de petróleos o infraestructura
para almacenar alimentos.
Pocas
horas después de la masacre de Charlie Hebdo, la agencia Reuters
difundió el testimonio de Abu Mussab, miembro del EI. “Los leones
del Islam han vengado a nuestro Profeta”, manifestó el mercenario,
que agregó: “Estas son las primeras bajas, seguirán más”.
Mussab dijo que no conoce a los hombres armados que llevaron a cabo
el ataque, pero aseveró que “ellos están en el camino del emir
(en referencia a Al Baghdadi) y de nuestro jeque Osama (Bin Laden)”.
Igualmente, el EI no realizó ninguna declaración oficial
adjudicándose las muertes.
En
septiembre pasado, Al Baghdadi llamó a atacar a ciudadanos europeos
y americanos en sus países “como sea”. “Si pueden maten a un
infiel americano o europeo, especialmente a los vengativos y sucios
franceses, o a un australiano, un canadiense o cualquier infiel de
los que promueven la guerra infiel, incluidos los ciudadanos que han
entrado en la coalición contra el Estado Islámico”, subrayaba Abú
Muhamad al Adnani, portavoz del EI.
Las
posibles consecuencias
Haciendo
una lectura rápida, y con la información difundida desde Francia,
no sería extraño que el EI cargue con todas las culpas por este
hecho. El Estado Islámico es un grupo terrorista con un poder
económico y de fuego que desde hace mucho tiempo no se veía. Y a su
vez es un conglomerado de mercenarios (que cobran entre 500 y 600
dólares mensuales) que profesan una línea del Islam repudiada por
la mayoría del mundo musulmán, salvo excepciones. Y esas
excepciones son Qatar y Arabia Saudita, financistas del EI.
Tampoco
sería extraño que las fuerzas políticas de la derecha francesa,
como el Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen y la Unión por un
Movimiento Popular (UMP) de Nicolas Sarkozy, ya saquen cuentas y
cálculos de cómo capitalizar estas muertes. Y es sabido que los
posibles ataques no serán contra el EI, sino contra los sectores
musulmanes más humildes de Francia.
Mientras
todo esto sucede, Estados Unidos repudió las muertes y el presidente
Barack Obama se puso a disposición de Hollande para combatir el
terrorismo. Por supuesto, combatir el terrorismo que azota a Francia,
pero no el que divide con sangre a Libia o asesina civiles en Siria.

Publicar un comentario